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¿Wonder Ponder en ESO y Bachillerato? ¡Oh, sí!

Ellen Duthie

Nuestra autora Ellen Duthie regresó el pasado viernes de pasar un par de días apasionantes en el Centro Educativo Gençana de Valencia, donde participó como invitada en el fabuloso Carnaval Literario que organiza el colegio y que se celebra este año por vigésimo octavo año. Os animamos a echar un vistazo al programa aquí para haceros una idea y os dejamos a Ellen para que cuente la experiencia. 

Cuando me invitaron al Carnaval Literario de Gençana me hizo especial ilusión porque había oído hablar mucho tanto del carnaval como de la escuela y me apetecía mucho vivirlo de cerca. Además de tener la oportunidad de disfrutar del espectáculo y de la compañía del titiritero Rodorín, del Circo de Pulgas de Dominique Kerignard y de los demás invitados, me gustó mucho la idea de trabajar más con secundaria, ya que hacia tiempo que me apetecía probar un par de cosas con estas edades. Tuve sesiones con grupos desde 1º de ESO hasta 2º de Bachillerato y resultó realmente apasionante.

Fueron sesiones cortas en su mayoría (de unos 50 minutos), centradas principalmente en conseguir que entráramos todos en un estado de curiosidad y de necesidad de preguntar, con el foco puesto en la generación de preguntas: en la pregunta como respuesta. El profesor de filosofía me comentaba la dificultad que a veces encontraba para hacer que las preguntas brotaran de ellos y eso nos propusimos. 

Escena de Mundo cruel, de la serie de Filosofía visual para niños (y no tan niños) de Wonder Ponder. 

¿El mecanismo? Empezamos con un recital de filosofía visual, en el que iban apareciendo escenas de Wonder Ponder en la pantalla mientras escuchaban un recital, compuesto principalmente de preguntas, guionizado previamente y adornado con anécdotas, un poco de dramatismo, humor y comentario. Pero principalmente una efusión de preguntas con las que dejarse inundar la mente.

Inmediatamente después del Recital de Filosofía visual, mientras seguíamos en ese estado de semi-hipnosis interrogatoria, mostramos escenas nuevas y propusimos a los alumnos que fueran ellos quien se encargaran de las preguntas.

Desde 1º de ESO hasta 2º de Bachillerato, los resultados fueron muy interesantes y la participación excelente, con una naturalidad en la búsqueda de buenas preguntas como respuestas que interesó mucho al profesor.   

Nuestras imágenes están diseñadas y pensadas para que, al mirarlas, se disparen preguntas y reflexiones. Realmente, las preguntas que hay detrás de cada escena son una especie de apoyo al profesor o al lector si le apetece leerlas, pero la idea es que las imágenes por sí solas provoquen preguntas interesantes.

Las imágenes que hacemos son bastante únicas en este sentido. A menudo, cuando se piensa en imágenes que dan que pensar, se nos ocurren imágenes poéticas, abiertas, donde cabe una multitud de interpretaciones, o imágenes metafóricas. Otras veces se usan imágenes denuncia, donde se muestra una realidad ante la cual se pretende hacer reaccionar al que las ve. Pero en Wonder Ponder, lo que tratamos de hacer en nuestro trabajo, en el que colaboramos muy estrechamente las tres integrantes del equipo-filósofa, ilustradora y editora-, es crear imágenes provoca-preguntas. Los mecanismos que usamos para provocar preguntas incluyen humor, tensión, exageración, intercambio de roles o el mundo al revés, identificación, sorpresa, asombro, mundos posibles, provocación de extrañeza, incredulidad, indignación, miedo, desconcierto, incomodidad, rechazo, atracción, gozo.

Escena de Lo que tú quieras, de la serie de Filosofía visual para niños (y no tan niños) de Wonder Ponder. 

Cada imagen provoca varios tipos distintos de pregunta: interpretativas (para tratar de comprender la imagen y asegurarse de que se tienen claros los matices), hipotéticas sobre el mundo de la escena (¿qué habrá pasado antes? ¿qué podría pasar después? ¿cómo será el mundo donde esa escena sea posible?), experienciales (relativas a nuestra propia relación con la escena desde la experiencia o desde imaginarse cómo actuaríamos nosotros en la situación) y otras más generales, abstractas o filosóficas, aplicables no solo a la escena, ni a nuestra experiencia, sino a todas las demás situaciones similares, categorizando esa similitud desde distintas perspectivas y llegando a preguntas cada vez más fundamentales. Lo más fácil suele ser empezar por las que están pegadas a la imagen, y luego ir haciendo preguntas cada vez más generales.

Una de las cosas que más interesó al profesor es cómo una misma imagen, con los distintos grupos y las distintas edades llevaba a preguntas sobre un núcleo temático muy concreto, muchas veces muy similares. Para Wonder Ponder, eso es el mayor piropo: conseguimos lo que nos propusimos. Despertar sin dirigir. Con cada escena, y con todas ellas en su conjunto, buscamos provocar las circunstancias donde brota el asombro o la extrañeza para generar curiosidad y necesidad de comprender y analizar. 

Escena de Yo, persona, de la serie de Filosofía visual para niños (y no tan niños) de Wonder Ponder. 

La próxima vez que saques una caja de Wonder Ponder en el aula o en casa, con primaria o con secundaria, prueba a jugar a este juego de las preguntas. Podéis mostrar una escena de Wonder Ponder y proponer pensar en todas las buenas preguntas que se os ocurran relacionadas con la imagen (de todo tipo: interpretativas, experienciales, hipotéticas y filosóficas). Se puede considerar con atención cada pregunta: ¿se entiende? ¿se podría formular con más claridad? Centrar el ejercicio en la generación de buenas preguntas, sin tratar de contestarlas, eleva la pregunta a la categoría de un posible fin en sí mismo, la sitúa como elemento de juego y nos propone una relación diferente con las preguntas, en las que no tienen por qué abrumar y mucho menos asustar, en la que podemos disfrutar de ellas sin la presión de tener las respuestas.

No es que explorar posibles respuestas no sea importante, pero lo podemos dejar para otro día.