WRITE TO US / ESCRÍBENOS

Enter your email address and message and submit. We'll get back to you as soon as possible. 

Introduce tu correo electrónico y mensaje, y pulsa Submit / Enviar. Nos pondremos en contacto contigo lo antes posible. 

24 Calle de Pizarro
Madrid, Comunidad de Madrid, 28004
Spain

+34 91 559 6546

Wonder Ponder, Visual Philosophy for Children, is an imprint specialising in products for fun and engaging thinking. This website provides accompanying material to our Wonder Ponder boxes, including guides for children, parents and mediators, ideas for wonderpondering and fun games and activities. It is also a platform for sharing your very own Wonder Ponder content and ideas.

Me pregunto: Autoentrevistas desde el confinamiento

Me pregunto: Autoentrevistas desde el confinamiento

Personas de 5 a 18 años se preguntan y reflexionan sobre el coronavirus y sus consecuencias

Mateo Carlos, 15 años, Ourense (España). Me pregunto #81: autoentrevistas desde el confinamiento

Ellen Duthie

Mateo Carlos_Ourense.jpg
Me acuerdo perfectamente de ese lejano, muy lejano 12 de marzo. Las noticias de que no acudiríamos más al instituto revoloteaban de boca en boca ese último jueves. Nadie se resistía a compartir un buen cotilleo. A sexta hora tenía examen de gallego. Respondimos las preguntas sobre Cantares Gallegos y a diez minutos de acabar la clase todos los alumnos ya habíamos entregado el examen. Nos pusimos a hablar entre nosotros. Algunos se despedían ya, anticipando la futura situación. Otros se reían, creyendo que sería imposible que algo así sucediese.
— Mateo Carlos, 15 años, Ourense (España)

En esta entrega #81 de Me pregunto: Autoentrevistas desde el confinamiento, Mateo Carlos, de 15 años, de Ourense, nos cuenta su experiencia de confinamiento.

ME PREGUNTO. AUTOENTREVISTA DESDE EL CONFINAMIENTO

¿Cómo empezó todo esto?

Me acuerdo perfectamente de ese lejano, muy lejano 12 de marzo. Las noticias de que no acudiríamos más al instituto revoloteaban de boca en boca ese último jueves. Nadie se resistía a compartir un buen cotilleo. A sexta hora tenía examen de gallego. Respondimos las preguntas sobre Cantares Gallegos y a diez minutos de acabar la clase todos los alumnos ya habíamos entregado el examen. Nos pusimos a hablar entre nosotros. Algunos se despedían ya, anticipando la futura situación. Otros se reían, creyendo que sería imposible que algo así sucediese. Yo esperaba volver el viernes al instituto, pero la recomendación de los profesores era que no fuésemos a clase el día siguiente. Todos les hicimos caso. El 13 de marzo el IES As Lagoas estaba prácticamente desierto. Cerradas están sus puertas para el público hasta hoy y lo van a estar durante muchos días más.

Pero, ¿por qué se cerró el instituto?

Porque ahí fuera hay un monstruo invisible que se ha instalado en nuestro mundo sin darnos cuenta los humanos. Un monstruo que está en todas partes, una criatura de la que no se salva ningún rincón de este mundo. Es un ser inmenso, letal para algunos, y un trastorno para todos. Lo llaman Coronavirus.

¿Dónde estamos ahora por culpa del coronavirus? ¿Por qué?

Las órdenes de las autoridades fueron resguardarnos en nuestras casas, para no correr el riesgo de coger el Coronavirus o contagiárselo a alguien. Al principio me pareció divertido porque descansaría un poco del instituto y me relajaría un poco en casa, ya que tan solo eran dos semanas.

Pero a los dos días ya estaba haciendo deberes porque los profesores no se podían permitir tanto tiempo sin avanzar contenido. Ellos se olían que las dos semanas en casa no serían suficientes. Y tenían razón. Toda la razón. Se me fue la alegría al saber que se aumentaría el tiempo de cuarentena.

¿Cuánto tiempo llevamos de cuarentena? ¿Para qué?

Mi familia y yo llevamos 56 días recluidos en casa. Es desesperante. Pero lo único que me mantiene con fuerzas es saber que estoy salvando vidas. Si yo tuviese el virus no creo que tuviese muchos problemas; pero las personas mayores, con enfermedades respiratorias o con diabetes lo pasarían muy mal. Por eso colaboramos estando en nuestras casas, para que no se expanda el virus y podamos salvar a estas personas. Solo deseo que hagamos caso a las órdenes de las autoridades y de sanidad, porque aunque a veces nos mandan hacer cosas que no queremos es para que todo esto acabe antes. Es lo que todo el mundo quiere ahora mismo. Así que hagamos caso a lo que nos digan. ¡Por favor!

¿Hay algo bueno en todo esto?

Esta situación es muy negativa para la humanidad. La economía se derrumba, la educación es un caos y nuestro aburrimiento y esfuerzo colectivo nunca había sido tan grande. Pero hay que valorar lo positivo de esta situación y lo que estamos aprendiendo. Lo primero es que madrugo menos. Es una gozada poder acostarte y levantarte un poquito más tarde. Nunca hasta ahora he estado tan unido a mi familia y me divierto con mis hermanas pequeñas, mi madre y mi padre mucho más. Además me desenvuelvo mejor en la informática por trabajar a distancia, toco más el instrumento, colaboro en tareas de casa,... Y mi perra y mi gata son más cariñosas al estar siempre con ellas y se llevan mejor que antes.

¿Qué es lo que más me duele de estar cuarentena?

Lo peor de estar en casa es no poder ver al resto de mi familia y amigos y no haber podido celebrar mi cumpleaños con ellos. Ha sido el peor 6 de abril de todos. Echo de menos jugar al baloncesto, los cuatro entrenamientos semanales y los partidos con mi equipo. Me falta también el conservatorio ya que ahora apenas mejoro mi sentido musical. No me consuela mucho salir. Ahora han prohibido andar en bicicleta justo donde yo vivo y me da muchísima rabia. Suspiro por poder pasar unas vacaciones de verano como los años anteriores. Visitar familia, ir a la playa con mi pandilla de verano...

Todas estas pérdidas son un gran golpe para mí.

¿Cómo es la rutina estas semanas?

Todos mis horarios para ir al instituto, los entrenos y las clases en el conservatorio ya no existen. El orden en mi vida se ha esfumado. Ya no hay control de nada.

Me levanto entre las 8.30 y las 10.00 y después de desayunar hago deberes, miro el correo electrónico, el aula virtual y realizo las tareas correspondientes con cada asignatura. Como entre las 14.00 y las 16.00, dependiendo de a qué hora me levante. Descanso un rato leyendo o jugando a videojuegos con mis hermanas y vuelvo a hacer tareas. A una hora variable de la tarde bajamos al bajo, que da al exterior. Allí somos libres un ratito y siento el aire fresco muy apreciado en estos momentos. Jugamos al bádminton, con el balón y entreno haciendo ejercicios físicos. Pero claro, ahora ya no puedo andar en bicicleta. Mis hermanas sí, que morro. Subimos y cenamos. Vemos la televisión un rato, intentando ponernos de acuerdo en qué ver, y sobre las 00.00 nos vamos a la cama.

¿Qué compromisos tengo como estudiante, deportista y músico?

Según el Ministerio de Educación lo ideal en esta situación sería realizar tarea y ejercicios sin avanzar materia. Pero eso no me parece muy apropiado. Si no avanzamos en las asignaturas, ¿cuándo aprenderíamos todo lo qué deberíamos haber estudiado, en verano? Y si no avanzamos materia...¿estamos todo el rato en el mismo tema?

Mis profesores han reaccionado muy bien y rápido en general. Pero aunque es cierto que cada uno procura que avancemos en los contenidos poco a poco, el sistema que emplean no es el mismo y es un caos. Es un rollo estar pendiente de qué quiere cada uno, cómo y cuándo. En la rutina habitual no había que estar tan pendiente de todo, era mucho más sencillo. Los problemas que estoy encontrando son varios.

Algunos profesores te mandan leer el tema que no has dado y hacer las actividades y esquemas correspondientes. Esto implica el doble de trabajo porque no lo has visto anteriormente. Me gustan las materias en las que cuelgan el vídeo explicativo del tema con los ejercicios correspondientes.

Pierdo mucho tiempo escaneando los ejercicios en PDF para enviarlos.

Odio que cada tutor utilice un programa diferente para cada materia: Classroom, por gmail, el aula virtual del centro, Edmodo... Al final me acabo olvidando de alguna tarea que hacer. En casa me distraigo mucho, no como en clase, y trabajo menos.

Echo de menos las clases, ahora las valoro mucho más y así comprendo lo importante que es estar todos juntos y vernos cada día.

Los entrenadores me mandan grabarme entrenando, botando y haciendo ejercicios físicos para que sepan que intentamos mantenernos en forma. Mi calidad de tiro seguro que va a empeorar y también mi resistencia, calidad y velocidad. Tengo miedo de mi regreso a la cancha y envidio a todos los que tengan una canasta en casa.

Tengo dos clases con el profesor del conservatorio a la semana para tocar el instrumento. El sonido que me pueda valorar no puede ser muy bueno por videollamada y además no sé que tal saldrá la audición que tengo en una semana... En el resto de asignaturas voy haciendo lo que me piden. Desde análisis de obras a componer mi propia obra musical.

¿Qué me preocupa ahora mismo? ¿De qué tengo miedo?

Lo que más me preocupa es ver las noticias con esas cifras. El número de contagiados y fallecidos no frena, sigue aumentando. Es algo terrorífico. Nunca me hubiera imaginado una situación como esta. Tengo miedo del tiempo que va a tardar en parar, y cuando se va a descubrir la vacuna tan deseada por todos. Me pongo en el lugar de todos los médicos y sanitarios en estos momentos y lo único que puedo decir es gracias. Gracias por vuestro sacrificio. Los sanitarios son una vela que se consume para dar luz a los demás. También siento respeto por los fotógrafos, periodistas, escritores, músicos, artistas, creadores, profesores, investigadores, policías, guardias civiles, ejército, bomberos, protección civil, tenderos, fruteros, pescadores, carteros, transportistas, limpiadores, basureros, médicos, celadores, enfermeros, personal de ambulancias...

Además, he visto entrevistas de estos trabajadores en las que ellos no se consideran héroes; si no que simplemente hacen lo que deberían hacer. Y eso les aporta una gran valentía y honestidad. GRACIAS.

Lo mínimo que podemos hacer es aplaudir por vosotros.

¿Soy libre?

En estos momentos todos estamos libres. Libres, pero conviviendo con unos compromisos y tareas. Y es lo que tenemos que ver de una vez. Me decepcionan las noticias o vídeos de personas bañándose en la playa o jugando un partido y que acaban detenidas. Si no respetamos las leyes que se crean, nunca podremos salir de este encierro. Tenemos bastante suerte, porque las personas se han preocupado de establecer horarios para poder salir. Sé que no es como antes, pero tenemos que valorar el esfuerzo del resto por poder pasear y tomarse un respiro.

¿Cómo se han visto afectadas las personas de mi círculo social por la enfermedad?

De las personas que conozco nadie ha fallecido por coronavirus y eso me produce un gran alivio y me siento afortunado. Pero lo han padecido varios miembros del profesorado de mi instituto, de mi antiguo colegio de primaria, alumnos del conservatorio, padres de mis amigos y algunos conocidos. Pero nadie ha sufrido enfermedades muy graves, estuvieron en cuarentena o ingresados.

No quiero ni pensar que le sucediese algo malo a alguien que conociese. Estoy destrozado por no ver a mis abuelos desde hace casi dos meses. Pero lo hago por ellos, y lo entienden, claro.

¿Cómo será el futuro, cuando todo esto acabe?

Los primeros días después de que podamos vivir con libertad absoluta no van a ser totalmente normales. La gente seguirá tomando precauciones pero poco a poco todo volverá a la normalidad. Confío en que el mundo cambie. Que esta situación sirva de ejemplo para el futuro y se tomen medidas, como una mayor coordinación entre las personas y una plan B para mantener activos actividades económicas y políticas, que no dificulten la calidad de vida de las personas. Espero que las personas sean más amistosas y que valoren más la amistad, porque al distanciarnos es cuando más valoramos a las personas en nuestra vida.

Este año será recordado por mucho tiempo:"2020, el año del distanciamiento social que reforzó la sociedad y despegó el mundo hacia una nueva era, con menos contaminación y mayor prosperidad."

Espero que se recuerde así.


ME PREGUNTO, AUTOENTREVISTAS DESDE EL CONFINAMIENTO es un proyecto de Wonder Ponder en el que invitamos a personas de 5 a 18 años a preguntarse y reflexionar sobre la crisis del coronavirus y sus consecuencias mediante autoentrevistas en audio, por escrito e ilustradas.

Si quieres aportar una autoentrevista, lee esta entrada del blog y sigue las instrucciones.

¡Nos encantará recibir tu autoentrevista, incorporarla al blog del proyecto y compartirla!

Puedes ver/leer/escuchar otras autoentrevistas aquí.