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Lecturas que abren melones

Ellen Duthie

La pasada semana, nuestra autora Ellen Duthie tuvo el enorme placer de participar en las interesantísimas jornadas tituladas “Lectura: quietud y movimiento”, organizadas por CEDILIJ.

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La mesa en la que participó Ellen Duthie, junto a Marcela Carranza, Carla Baredes y Sergio Andrade y coordinada por Ornella Matarozzo y Cecilia Bettolli, llevaba el nombre de “Diálogos filosos sobre lecturas que preguntan” y giraba en torno a tres preguntas.

Compartimos aquí una transcripción de la respuesta de Ellen a la primera, porque nos encantó eso de la navaja para abrir melones. La pregunta:

¿Qué hace de una lectura que sea “FILOSA”?

Y la respuesta de Ellen:

“Antes de tratar de desentramar los ingredientes o mecanismos que provocan la “filosidad” de una lectura, haré un intento antes de describir mi idea de lo que puede ser una lectura filosa.

La palabra “filosa” a mi me lleva a la navaja capaz de cortar.

La navaja que desasosiega, la que inquieta, la que incomoda, nos pone en aprietos y nos atrapa contra la pared.

Pero me gusta la idea de que esa misma navaja, con ese filo, también nos sirva para abrir un melón. Y me encantan las lecturas que abren melones.

Y también me lleva esa palabra “filosa”, quizás por asociación fonética, a otro tipo muy interesante y muy distinto de navaja. Las navajas filosóficas, como la navaja de Ockam, que sugiere que la explicación más sencilla es la más probable; o la navaja de Hanlon (nunca atribuyamos a la maldad lo que pueda explicarse apelando a la estupidez) o la guillotina de David Hume (lo que debe ser no puede deducirse de lo que es).

Estas navajas son útiles, iluminadoras incluso y filosas, seguro.

También la palabra “filoso” me lleva a pensar en “edgy” en inglés. Literalmente “filoso”, pero con un doble significado que me interesa para la lectura también. En una de sus acepciones “Edgy” quiere decir “inquieto, tenso, nervioso”, pero en otra, quiere decir “provocador, atrevido, vanguardista”.  

Entonces una lectura filosa para mí engloba todas estas virtudes: una lectura que inquieta, que pica, que perturba y provoca, que mueve y remueve, nunca deja indiferente y a menudo, acaba por iluminar.  

Otra forma de verlo, entroncando con el título de estas jornadas sería decir que lectura filosa es una que atrapa la atención hasta la quietud para luego ponerte en movimiento. O al revés. También puede atraparte en el movimiento hasta llevarte a la quietud de la atención.

Creo que puede ser bidireccional.

 Muy bien, pero la pregunta era sobre el mecanismo que provoca la “filosidad”: ¿qué hace de una lectura que sea “FILOSA”?.

He elegido cuatro elementos que se me ocurren que entran en juego en si una lectura acaba siendo o no filosa. Sin duda que habrá más elementos. Pero estos cuatro me parecen un buen punto de partida.

El primer elemento tiene que ver con la selección de la lectura.

Personalmente, si quiero aumentar las probabilidades de que una experiencia de lectura compartida sea filosa:

Busco libros que activan una búsqueda, la curiosidad, la intriga. Evito libros que activan el reflejo de tratar de adivinar qué quiere el profesor o el autor.

Busco libros que dejan una pregunta y evito libros que dejan con un mensaje.

Busco libros que exigen un lector activo y evito libros que presuponen un lector pasivo.

Busco libros que proponen un conflicto interesante y evito libros que pretenden resolver un conflicto por nosotros.

Por ejemplo.

El segundo elemento que importa es la actitud con la que se llegue a esa lectura y con la que se nos proponga esa lectura. Llamémosle “actitud de exploración”.

El tercer elemento fundamental es el tiempo que se le puede dedicar.

Y el cuarto es el espacio.

En realidad, estoy convencida, cualquier lectura, incluso alguna que a priori pudiera prometer poco, dada una actitud exploratoria, el suficiente tiempo y el suficiente espacio puede resultar filosa.”

Las personas asistentes a las Jornadas pudieron disfrutar también de las interesantísimas respuestas de Marcela Carranza, Carla Baredes y Sergio Andrade a la misma pregunta y a otras.

Un gusto de mesa. Gracias CEDILIJ por organizar estas Jornadas. Hemos disfrutado mucho con ellas.