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Blog

Un espacio de juego y lectura para los niños del campamento de refugiados y migrantes en Dunkerque

Ellen Duthie

Todas las fotos se han extraído de la página de Facebook de “Dunkirk Kids' Welfare” (Bienestar infantil en Dunkerque)

Hoy desde Wonder Ponder queremos hablaros del trabajo de un pequeñísimo grupo de voluntarios que trabaja en el colegio y espacio de juego que se improvisó el pasado mes de octubre y sigue operativo en el campamento de refugiados y migrantes de Grand-Synthe, en Dunkerque (Francia). El proyecto se llama Dunkirk Kids Welfare.

Conocimos el proyecto a través de Sara L. Stanley, una especialista en juego filosófico y en la creación de “mundos filosóficos” en el aula a la que seguimos desde hace mucho. Ella y un pequeño grupo de personas con experiencia con niños (profesores principalmente) están realizando una labor realmente excepcional (podéis seguir el proyecto aquí).

En Wonder Ponder hemos estado siguiendo el proyecto desde hace unos meses y ver las fotos, los avances, los percances, los retrocesos y los progresos, los devastadores efectos del mal tiempo y del bloqueo de provisiones, junto a la sonrisa de algunos de los niños leyendo y jugando y los dibujos que van subiendo no es una experiencia que sea fácil de ignorar o guardar en un cajón mientras trabajamos en nuestro próximo título, dedicado a la exploración del concepto de libertad. 

Hay entre 250 y 300 niños en el campamento. Durante el día, esta escuela improvisada trata de ayudarles, pero según los voluntarios los niños no solo están viviendo en condiciones horrendas, sino que padecen además trauma emocional y enfermedades. 

Las fuertes lluvias devastaron el campamento a finales de diciembre y ahora los residentes -entre 2.500 y 3.000-, en su mayoría kurdos iraquíes e iraníes, viven en tiendas que apenas se tienen en pie, en medio del fango sucio y helado. Pero a pesar de estas condiciones, una normativa aprobada por Francia el pasado 18 de diciembre prohíbe la entrada de la mayoría de las entregas de ayuda y provisiones. Sólo pueden introducirse alimentos y ropa, y a pie. 

Médicos Sin Fronteras sí obtuvo permiso a principios de enero para establecer otro campamento en otro lugar más seco, cerca del actual campamento, pero no estará listo hasta dentro de un mes, como pronto. Hasta entonces, miles de personas, incluidos niños y al menos 8 bebés, deben permanecer en condiciones deplorables y antihigiénicas.

Explica Sara Stanley que "los voluntarios tienen que introducir las demás provisiones de contrabando, entrando por el bosque. Siguen trayendo provisiones porque hay personas en peligro de muerte. Las autoridades francesas están jugando con las vidas de estas personas. Cuando el tiempo empeora, las personas -especialmente los niños- enferman gravemente." 

Ayer Dunkirk Kids' Welfare lanzó una campaña de crowdfunding para seguir trabajando y tratar de estabilizar el trabajo que realizan.

Según explican en la página de la campaña, unos 30 niños acuden regularmente a la escuela, la mayoría de ellos de la región kurda de Irak, algunos de Irán y de la región kurda de Irán. 

Desde que la escuela abrió el pasado mes de octubre, se ha mudado de "edificio". El campamento es de paso. Algunos niños han abandonado recientemente el campamento con sus familias para ir a refugios cercanos y hoteles financiados por ONGs o por el gobierno francés. Otros han conseguido entrar en el Reino Unido. Todos los días llegan familias nuevas al campamento. 

Tratan de abrir todos los días de la semana, de 11 a 5. Los más pequeños son niños por debajo de los tres años, que vienen con sus padres a la sala para bebés y los más mayores tienen 14 años. A veces también acuden chicos de ventipocos años que aprenden inglés y pintan con los más pequeños. 

Muchos niños están traumatizados por acontecimientos ocurridos en sus países de origen, por lo que han visto por el camino y por el duro entorno en el que viven en el campamento. El espacio de juego que han habilitado les da la oportunidad de volver a ser niños: jugar, pintar, hacer manualidades, crear e imaginar. La escuela pretende ser un elemento de constancia en una vida de incertidumbre. Es el lugar en el que pueden experimentar y aprender de los límites, desarrollar amistades y crecer y desarrollarse como individuos. 

No es una escuela formal. No hay libros de texto, uniformes ni castigos. Sus principales normas son el respeto por los demás y por el espacio, y violencia cero. Y poco a poco, algunos de estos niños están empezando a mejorar. 

Reciben muchas visitas: payasos, maquilladores, gente que enseña a los niños a fabricar instrumentos musicales, máscaras o marionetas. También tienen mucha ayuda de individuos y grupos. Gracias a Payasos sin Fronteras desde la semana pasada ya tienen un baño infantil y un camino techado por el que los niños pueden caminar para ir entre la sala para bebés y la sala principal de la escuela. Los voluntarios han mejorado el espacio construyendo repisas y estanterías, poniendo un suelo nuevo, donando leña, paneles solares, y muchos donantes han dado recursos y equipo para los niños. 

Uno de sus objetivos es reclutar y mantener a voluntarios de larga duración con experiencia trabajando con niños, para mantener esa sensación de estabilidad para los niños, en una situación donde todo lo demás cambia constantemente. El único modo de conseguir esto es ayudar a voluntarios que trabajan en la escuela durante periodos de dos semanas con gastos básicos: alojamiento, comida, transporte y facturas de teléfono, y en algunas circunstancias, dar apoyo a voluntarios que permanecen en el campamento una semana.

Su otro objetivo de financiación es generar unos ingresos sostenibles con los que poder comprar equipo y recursos para la escuela, que les dé libertad de qué comprar y cuándo comprarlo, en lugar de depender de donaciones que a menudo son cosas que no necesitan o cosas para las que no tienen sitio.

El pequeño equipo, que está bastante saturado de trabajo y a duras penas logra gestionar el día a día de la escuela, tiene una dirección de email donde responden a preguntas cuando el tiempo se lo permite (dunkirkkids@gmail.com).

En Wonder Ponder llevábamos tiempo queriendo ayudar, pero no era fácil desde la distancia. La campaña de crowdfunding que montaron ayer, nos da esta oportunidad. Y no lo hemos dudado. 

También se pueden donar libros para la biblioteca de la escuela, gracias a un proyecto conjunto con el blog británico Playing By The Book: La librería que lo organiza: http://www.ncbc.co.uk/new/Refugee.html

Vínculos:
Página de Facebook del proyecto: Dunkirk Kids’ Welfare
Página de crowdfunding del proyecto.
Reportaje en The Observers: http://observers.france24.com/en/20160113-refugee-children-france-dunkerque-dunkirk
Artículo de opinión en The Guardian sobre los campamentos de Calais y Dunkirk: http://www.theguardian.com/commentisfree/2016/jan/07/calais-french-migrant-camps-refugee-crisis