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Filtering by Tag: Proceso de creación

La vida secreta de UN PAR DE OJOS NUEVOS (segunda parte: las imágenes)

Ellen Duthie

En la presentación que hicimos de UN PAR DE OJOS NUEVOS en la librería Panta Rhei de Madrid entramos de lleno en el proceso de creación de una obra que se hizo a seis manos y con seis ojos y con paradas en varias ciudades del mundo. En la primera parte del relato de esta presentación viajamos a Cádiz, Edimburgo y Madrid, y desvelamos algunos secretos sobre los orígenes del texto del libro.

En esta segunda parte viajaremos a Albarracín, a Altea, a Zagreb y a Valencia para conocer los secretos de la ilustración y el aspecto visual de UN PAR DE OJOS NUEVOS, con imágenes del proceso de creación, referencias y alguna cosa más. .

Retomamos donde lo dejamos, con aquella propuesta muy muy tentativa que le hizo Ellen a Javier, pensando que era altamente improbable que aceptara. Sabía que en aquel momento Javier se estaba dedicando a otros proyectos un tanto alejados de hacer libros y que era probable que, incluso si le interesara, no le iba a venir bien.

Pero había un componente personal. En 2015 Ellen y Javier habían compartido unas Jornadas sobre Sendak en Logroño. En 2017, Javier fue uno de los ponentes de la primera edición del Curso Internacional de Filosofía, Literatura, Arte e Infancia (FLAI) y en 2019, Javier y Manuel habían invitado a Ellen a presentar su libro MVSEVM, en La Central del Reina Sofía. Había conexiones y afinidad.

Después de aquella primera llamada de teléfono, Javier se inclina por un “no” por sus circunstancias de trabajo, pero las ganas de trabajar con Wonder Ponder estaban ahí.

Tras recibir el texto, y tras una primera lectura, Javier sintió que era un texto familiar, como si Ellen y él bebieran de universos parecidos. Un universo cercano, con referencias al ambiente teatral, con un componente anacrónico. Tanto en el universo como en la manera de contar, había algo, más allá de la historia, que a Javier le resultó muy cercano:

“En el texto ya estaba formalizada la separación de los personajes y del espacio. Nosotros vivimos en un mundo donde todo se mezcla y se entrelaza, más complejo. En el mundo del teatro todo está reducido a la escena. Al reducir el mundo a un juguete, se separan personajes y espacio. Y el texto tenía ya una unidad fuerte, la unidad de acción aristotélica. Que permite que entre un personaje y luego otro. La casa de Gordon, los personajes, vivían en un mundo con una construcción sólida. Luego ya podían pasar cosas en ese mundo.”

Javier se sintió involucrado. Pero no podía simplemente retroceder algunos años y volver a algo que ya había hecho. Tenía que buscar la manera actualizarlo, de volver al mismo sitio pero por otro camino. El proyecto tenía esos elementos que le habían interesado siempre: lo teatral, lo doméstico. Entonces pensó en cómo esto podría ser una manera de retomar eso, pero con herramientas diferentes.

Me atraía el hecho de que fueran unos personajes muy diferenciados. Aunque uno de los personajes fue sustituido y otro cambiado durante el proceso de creación, no era, ya de partida, un equipo nada coherente. Me gustaba esa idea de desván – o de museo del juguete.

Hay un extrañamiento – aunque se relacionan con confianza, parten de universos diferentes. Eso era una oportunidad. Que en vez de trabajar desde una unidad, se podía exagerar la idiosincrasia de cada personaje. Valía la pena.

Y ahí entró la idea de colaborar con Manuel. Era una oportunidad de trabajar juntos con un texto que nos dejaba mucho sitio. Si los personajes eran marionetas, podríamos hacer los personajes por separado: él algunos y yo otros.

Entonces Javier llamó a Manuel y tras conversar (Manuel también había estado trabajando en un proyecto personal teatral que estaba muy en sintonía con el proyecto), nos propusieron a Wonder Ponder dos reglas del juego.

  • Javier lo haría, pero solo si podía jugar también Manuel y si podían repartirse los personajes.

  • Se buscaría un lugar de trabajo para que pudieran hacer todo el trabajo en un mismo lugar, los dos juntos físicamente, como si estuvieran preparando una función, que sería ni más ni menos el libro. Buscaban un efecto dramático. Establecer unas leyes previas. Y jugar, dando como resultado el libro-función.

En Wonder Ponder, nos pareció una propuesta de lo más apetecible y perfecta para el proyecto.

¡Yujuuu!

Y tras mucho buscar y mucho pensar, llegamos a la conclusión de que Albarracín podía ser el lugar. La buena gente de la Fundación Santa María de Albarracín fueron nuestros mejores aliados para facilitar que la estancia de Javier y Manuel en la Casa de Pintores fuera lo más agradable posible.

Aunque decidieron no hacer un trabajo previo -prácticamente no empezar hasta llegar-, si que les enviamos un poco informacion sobre los personajes (años de fabricación, materiales… ) con los que los había imaginado Ellen, más como curiosidad que como imposición. Los personajes podían cambiar desde un punto de vista visual y si había que adaptar el texto como resultado de cualquier cambio propuesto, se adaptaría con gusto. La idea era que siempre fuera un diálogo dentro del proceso de creación.

Y para Albarracín que se fueron.

Enseguida, ¡tilín tilín! tuvimos la llamada de reunión editorial Madrid-Albarracín. El asunto arrancó con un análisis de la estructura literaria del texto y el ritmo de la acción en términos de representación visual. Javier y Manuel propusieron el cambio de uno de los personajes, que iba a ser un segundo oso, pero que finalmente fue la muñeca-niña humana, Harriet, precisamente para llevar al límite la disparidad entre los distintos muñecos. Ese cambio en concreto no requería cambios en el texto, pero insistimos en que había mucha flexibilidad por nuestra parte para cambiar el texto si había alguna solución o decisión en la ilustración que lo requiriera. Había otro personaje que despertaba dudas visuales. Lady Zapata, con su cara plana de zapato, iba a resultar difícil de dotar de expresividad. Javier y Manuel propusieron repensar el personaje y proponer algo diferente visualmente. Y Ellen se comprometió a adaptar el texto al nuevo personaje si hiciera falta.

A mitad de la estancia la Fundación Albarracín publicó estas fotos que daban alguna pista del trabajo que esaban realizando. Como se ve, no olvidaron meter en la maleta libros y referencias que les podrían servirles de inspiración y referencia.

Si miráis bien las imágenes, se pueden cotillear algunos de los títulos que tienen sobre la mesa. ¿Veis Dídola pídola pon y Hector Protector and As I Went Over The Water de Maurice Sendak? También el magnífico Drawing the Curtain, Maurice Sendak’s designs for Opera and Ballet. VeréisThree is Company, de Friedrich Karl Waechter, (título original en alemánWir können noch viel zuesammen machen; editado recientemente en castellano y catalán por Blackie Books con el título Tres son compañía), Changes, de Pat Hutchins, Bus 24, de Guy Billout o La roca del cielo de Jon Klassen. Algunos más de compañía que de referencia, pero interesante asomarse a qué había en la mesa de trabajo. Algún libro que acabó siendo importante para Un par de ojos nuevos no se ve. Mirad aquí la puerta de Annabel’s House, de Norman Messenger, por ejemplo:

Y este At Home, de J.G. Sowerby y Thomas Crane:

Manuel nos compartió también algunas de las imágenes de su investigación para los personajes de los que se encargó.

Y otro tipo de referencia, que también acabó incorporándose interesantemente en la estructura de las páginas de Un par de ojos nuevos: las cajas de cerillas indias.

Javier y Manuel trabajaron intensamente. Con una especie de urgencia, como si estuviéramos haciendo todo el proceso en directo. El lugar, Albarracín, nos permitía estar recogidos durante las horas de trabajo y y luego dar un paseo.

Trabajaron tan intensamente que al final de la estancia, ya pudieron enviarnos un desfile de personajes casi completo y un storyboard pasmosamente “final”.

Además, enviaron el siguiente documento explicando con brío, chispa y humor las decisiones que habían tomado. Si hay una sola cosa de esta entrada que merece la pena leer con detenimiento, leed esto.

Quizás no haga falta describir la emoción en Wonder Ponder al recibir este regalo desde Albarracín.

Para poder proceder al siguiente paso, aparte de un ajuste editorial al storyboard, mínimo, Ellen tenía un trabajo que hacer. Había que decir adiós a Lady Zapata y dar la bienvenida a este bebé con botas de futbol, aún ligeramente indeterminado. Tenía que buscarle un nombre, una historia, unas características y un papel que cumplieran una función parecida a la de Lady Zapata en la historia (un personaje cuya ceguera era una parte fundamental en sus diálogos). Tras unos días de trabajo intenso, ese bebé entró en el texto y se acomodó bien. Un personaje que solo tiene dos silabas con las que hablar. Dada la historia, además, tenía que ser capaz de decir “yo” y “tarta”. Así se creó el nuevo personaje que solo dice “yoyo tata” de diversas maneras y con distintas entonaciones, de forma que en la lectura se comprende en todo momento lo que quiere decir a pesar de estar usando únicamente esas dos sílabas. ¡Bienvenida, Nena Gol!

Vámonos para Altea.

Lo cuenta Javier: Ya era como estar en directo, como si hubiera público ahí. Queríamos respetar ese lado dramático. Pensar “Lo que está ocurriendo es lo que está ocurriendo” y vivir con la tensión. Había una Idea de hacer, de jugar. Normalmente soy muy lento, me paro, voy a tomar un café. Me hago un solitario. Trabajamos muchísimas horas al día. Empezábamos por la mañana. Manuel tenía preparada una playlist. Parábamos apenas una hora para comer. La idea era intentar terminar en Altea. Si no terminábamos, se haría en otro momento, pero nos interesaba la tensión de tratar de terminarlo con esa urgencia dramática.

Trabajamos con plantillas. Las dimensiones eran fijas. Esto no es como el cine, donde las dimensiones cambian. Había que construir un espacio teatral, un mundo donde existirán los personajes. Las reglas estaban claras, lo que hace el trabajo mucho más fácil. Luego con los personajes, el teatro respalda que el muñeco es un objeto. Es táctil. Lo que nosotros teníamos que hacer era exagerar la diversidad.

En cualquier proceso de trabajo, la toma de decisiones suele ser el palo en la rueda. Pero aquí, en vez de condicionarnos estar trabajando juntos físicamente en el mismo espacio, era el revés. La norma era: “El otro decide”. Preguntábamos al otro y si no lo veía, no hacía falta ni explicarlo. Había una fluidez muy grande, y una fertilidad impresionante.

Como se ve, después de Altea, lo teníamos casi casi.

Poco después, Javier y Manuel volvieron a coincidir en Zagreb y aprovecharon para ejecutar un cambio editorial y retoques y flecos finales.

¡Listo! Por último, el libro viajó a Valencia, al estudio de Studio Patten (Aida Novoa y Carlos Egan), que se encargaron de la preparación de las imágenes, maquetación y diseño.

Aquí nuestro tablero secreto de inspiración para el aspecto del libro.

Y aquí el resultado.

Se nos quedan muchos secretos, claro. Tampoco es plan de desvelarlo todo. Pero esperamos que lo que hemos compartido aquí para las personas que no pudisteis venir en persona a la presentación, sea interesante y os haya permitido asomaros un poquito al proceso de creación de Un par de ojos nuevos.

Por cierto, aprovechamos para decirlo. ¡Un par de ojos nuevos acaba de ganar el premio TodosTusLibros al MEJOR LIBRO INFANTIL de 2022! Este premio lo otorgan las librerías de CEGAL y en el caso de los premios al mejor libro infantil y al mejor libro juvenil, el Grupo Kirico. Desde Wonder Ponder, queremos agradecer a los libreros y libreras por haber elegido Un par de ojos nuevos de entre todos los estupendos títulos que quedaron finalistas. Sin libreros y libreras que apuesten por nuestros libros, y que luchan por un lugar para la literatura en el mercado del libro infantil, no existiría ni Un par de ojos nuevos ni Wonder Ponder. Recibir un premio así nos hace sentir que formamos parte de un ecosistema de cuidados de la literatura infantil. Es un ecosistema pequeño pero fuerte y que trabaja mucho y muy bien. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Y chin chin!  

 Y nos despedimos con Gordon, que se despide como el aposentador de la reina en Las Meninas de Velázquez.

“Buenas noches y dulces sueños”

La vida secreta de UN PAR DE OJOS NUEVOS (primera parte: el texto)

Ellen Duthie

El pasado 14 de diciembre tuvimos ocasión de reunir a los tres autores de UN PAR DE OJOS NUEVOS en la librería Panta Rhei de Madrid para contar el curioso proceso de creación de una obra que se hizo a seis manos y con seis ojos y con paradas en varias ciudades del mundo.

Las personas que pudieron asistir (a pesar del diluvio casi universal que decidió caer poco antes de la hora programada), disfrutaron de una presentación en tres actos, en la que la autora del texto, Ellen Duthie empezó leyendo el libro en voz alta y procedió a contar los orígenes y las influencias del texto, cuya primera versión escribió en 2012. A continuación, la conversación se abrió a Javier Sáez Castán y Manuel Marsol, para contar el proceso de creación de las imágenes. Y por último entró el público con preguntas, antes de firmar, dedicar e irnos a tomar algo para celebrar.

Para las personas que no pudieron estar por la lluvia o por estar lejos, compartiremos en un par de entradas en el blog una mirilla por la que asomarse a la vida secreta de UN PAR DE OJOS NUEVOS:

Visitaremos, en orden alfabético Albarracín, Altea, Cádiz, Edimburgo, Madrid, Valencia y Zagreb.  Albarracin – Zagreb, de la A a la Z.  Aunque, estrictamente, el orden cronológico es otro. Huesca 1964 (Javier). Cádiz 1974 (Ellen). Madrid 1984 (Manuel). De década en década y tiramos porque nos toca. Y nos vamos a Cádiz. 1974. Ese nació Ellen pero en realidad nos interesa más 1979 u 80 quizás, el año de la llegada de su osito a casa, por Navidad, si Ellen no recuerda mal.

Lo cuenta Ellen:

Veis que Arbuthnot, aparte de afectarle un nombre difícil de pronunciar para hispanohablantes, es tuerto. Le falta un ojo. Es medio ciego. ¿O un solo ojo te da más de la mitad de la vista? Yo creo que sí. Si te falta un ojo creo que eres un poco menos que medio ciego o un poco más que medio vidente.

Mi Arbuthnot es un oso feo, duro además, al que habría que haber llevado al sanatorio para que le pusieran un ojo nuevo, pero que ahora ya lleva así al menos 40 años y es probable que ver tanto de repente le podría traumatizar.

Además nos hemos acostumbrado al ojo único, tanto él como yo. Aún lo conservo.

Yo recuerdo, y no sé si es un falso recuerdo, preguntarme por el ojo ausente de Arbuthnott. ¿Adónde fue? No recuerdo haberlo encontrado, ni tenerlo pendiente de coser en ninguna repisa.

Recuerdo también mirar al rostro de Arbuthnot y pensar que desde que tenía un solo ojo me miraba más fijamente. Como si la ausencia del ojo hubiera vuelto su mirada más inteligente, como si se hubiera vuelto más real. Creo que, después de un tiempo, me daba miedo arreglarlo, por si perdía esa mirada penetrante que me ofrecía su único ojo.

¿Y si el cambio le cambia? Pensaba.

Y así se quedó, tuerto, duro, pero simpático y protector. Creo yo.

En Cádiz también, hubo teatrillos con mis hermanos. Poníamos una manta sobre una mesita que había en nuestro dormitorio y llamábamos a nuestros padres, nuestro público, para someterles a obras poco ensayadas y presumiblemente poco o nada estructuradas que, además, duraban lo máximo posible, todo lo que aguantaran los pobres espectadores.

¿Los personajes? Lo que tuviéramos a mano. Nunca marionetas propiamente dichas. Siempre muñecos de su padre y de su madre, sin temor a mezclar un clic de playmobil con un Arbuthnot, o una barriguitas con el zorro Foxy Loxy de mi hermana.

Hubo sobre todo mucho mucho juego inventado, y alguno de ellos muy sostenido en el tiempo.

De hecho, cuando me fui a Edimburgo, a la universidad, muchos de esos juegos continuaron por carta y por teléfono.

En Edimburgo tuvo lugar mi primer encuentro con la paradoja del Barco de Teseo, inicialmente formulada por Plutarco.

Si a un barco se le van cambiando sucesivamente las piezas hasta que finalmente no queda ninguna de las piezas originales, siendo todas piezas nuevas, ¿podemos decir con propiedad que sigue siendo el mismo barco del principio, o se ha convertido en un barco distinto? Si se ha convertido en un barco distinto, ¿cuándo exactamente, en qué punto de la sustitución ocurrió esto?

Otra formulación del mismo problema la hizo John Locke, que propone que imaginemos un viejo par de calcetines favoritos. A uno de los calcetines le sale un agujero, que remendamos, y lo seguimos remendando agujero tras agujero hasta que no queda ningún hilo del calcetín original. ¿Sigue siendo nuestro calcetín favorito o es otro ya, y si es otro, cuándo se convirtió en otro?

El problema se vuelve incluso más intrigante si comparamos nuestra intuición acerca de la sustitución gradual a lo largo de un periodo de tiempo largo con nuestra intuición acerca de una sustitución repentina e inmediata. En el caso en que las piezas de un barco se van sustituyendo una a una a lo largo del tiempo por piezas nuevas, la mayoría de nosotros intuye que se trata del mismo barco. Sin embargo, si tomamos todas esas piezas y hacemos con ellas un barco ahora mismo, no pensaríamos que se trata del mismo barco. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué es lo que diferencia a las dos situaciones?

Y para rizar el rizo e imaginar lo que podría haber detrás de las preguntas de Vinayaki (¿adónde irán mis ojos viejos? ¿Y de Harriet toda la piel? ¿La guardarán?):

¿Qué pasaría si alguien hubiera guardado todas las piezas viejas en un almacén y luego decidiera construir un barco con ellas? ¿Cuál sería el barco original, el que tiene las piezas nuevas o el que se ha hecho con las piezas antiguas?

Ahí dejo eso. Me empezaba a interesar mucho los problemas de la identidad relacionados con el cambio y la persistencia. Son problemas que si bien parecen interesantes aplicados a barcos y calcetines, si los aplicas a personas ya es la bomba.

Entonces, más John Locke, con su teoría de identidad tejida con el hilo de la memoria, mucho David Hume, con su peculiar teoría de la identidad, según la cual el yo es una ficción; lo que llamamos “mente” o “yo”, no es sino un montón o colección de percepciones diferentes unidas entre sí por ciertas relaciones y que se suponen, aunque erróneamente, dotadas de perfecta simplicidad e identidad”. Ni Vinayaki ni Gordon son “yoes” de ninguna clase”. Están peleándose… por nada.

Un chiste que solo comprenderás si has leído el libro :-).

Entonces, el problema de la identidad personal fue una de las cosas que más me interesó en la carrera, como también el problema de los sentidos y de la percepción.

También en Edimburgo fue la primera vez que topé con el problema de Molyneux. El problema se lo formuló en una carta el filósofo William Molyneux al filósofo John Locke. La mujer de Molyneux era ciega.

Supongamos que un hombre nacido ciego, y ahora ya adulto, y que haya aprendido a distinguir mediante el tacto entre un cubo y una esfera hechos del mismo metal y de un tamaño parecido. Supongamos que el cubo y la esfera se colocan en una mesa y el hombre ciego dotado de repente del sentido de la vista. ¿Sería capaz, mediante la vista, sin tocarlos, distinguir cuál es la esfera y cuál el cubo? Molyneux sospecha que no, porque aunque ha adquirido experiencia de tacto para distinguir el cubo de la esfera por cómo afecta cada uno de los dos objetos el tacto; aún no ha adquirido la experiencia de cómo afecta cada uno de esos objetos a la vista.

La identidad y la ceguera (o el efecto de eliminar o añadir sentidos a nuestro sistema de percepciones y acceso al conocimiento del mundo) son dos cosas que me han fascinado desde entonces. Y muchas cosas más, claro, pero me centro en estas dos, que son las que tienen que ver con UN PAR DE OJOS NUEVOS: identidad, ceguera.

De hecho, es curioso, pero una gran parte de las cosas que escribo, incluso cuando no parten de una idea explícitamente relacionada con identidad o con ceguera, acaban siendo sobre eso. Un poco como si esos fueran los dos únicos temas. Como si todo llevara a eso. Es curioso, seguramente me lo tendría que analizar. Pero es así.

En Madrid han pasado muchas cosas. Escribí bastante los primeros años. Una novela sobre una niña ciega y su hermano vidente (no adivino; sino que simplemente, ve) que no está publicada y que ahora que la leo creo que como editora no publicaría yo misma, tampoco. Pero yo lo entiendo como parte de una exploración del tema.  

Pero una de las cosas fundamentales para este libro que pasan en Madrid, tiene que ver con la experiencia de lectura en voz alta a alguien que ya me ha alcanzado en altura pero hace relativamente poco era lo suficientemente pequeño como para sentarse en mi falda. Cuando se lee en voz alta, cuando se comparte la lectura de esa manera, se desarrolla una relación muy diferente con los libros en cuestión. Puedes conocer un libro como lectora, como destinataria única y final, pero cuando lo lees en voz alta y lo compartes y tu compañero de experiencia te comparte su recepción – gracias, Iain-, creo que se vuelve a descubrir el libro, de otra manera. Y a descubrir aspectos literarios que a veces pueden pasar desapercibidos en una lectura más solitaria.

Fue en esta época en la que realmente empecé a leer a Sendak, a Lobel, a Steig, a Javier Sáez Castán de esta manera que permite conocer mejor los entresijos de la construcción literaria. Estoy hablando específicamente de literatura infantil. Yo creo que debo una parte enorme de mi aprendizaje sobre la construcción literaria en álbumes a la lectura en voz alta compartida. Siento que esa experiencia me ha dado un conocimiento que hubiera sido difícil de adquirir leyéndolos a solas.

Los lees una y otra vez, una y otra vez, hasta que algunas de esas estructuras pasan casi a habitarte, a formar parte de ti.

Y una de las cosas que siempre me interesó muchísimo, combinando mis dos intereses, el filosófico y el literario, tiene que ver con los mecanismos de construcción literaria que mejor provocan asombro, sorpresa y preguntas. Donde además, las preguntas sobre el mundo real van muchas veces en paralelo a un descubrimiento, maravillamiento y a un interés en la construcción del mundo de ficción.   

Justo en ese momento coincidió además con mi proyecto de filosofía Filosofía a la de tres, donde compartía libros y otras provocaciones con niños y niñas de preescolar.

En esa época, en torno a 2012, en Madrid, también ocurre Wonder Ponder, o empieza a ocurrir.

Y escribí, casi al mismo tiempo que empezamos a trabajar yo y Daniela Martagón en Mundo cruel, la primera versión de Un par de ojos nuevos.

No muy lejano en el tiempo tampoco Yo, persona, una exploración sobre el tema de… ¡la identidad!

Y tenemos a este Sr Iglesias plasmado por Daniela Martagón que no se parece mucho a “mi” señor Iglesias (me refiero a mi pareja), pero que es interesante, desde luego.

“La optimización total lleva 24 meses, Sr. Iglesias”, dice la doctora, un poco como la mano doctora de Un par de ojos nuevos le dice: “No te preocupes” a Vinayaki en la operación.

“La sustitución es gradual, sección por sección. No se dará ni cuenta".” Como Harriet en Un par de ojos nuevos, ¿no?

¡Ya había hecho Un par de ojos nuevos antes! Estoy siempre con lo mismo.

Ya… pero lo que me interesa es proponer cosas parecidas y provocar preguntas parecidas de distintas maneras. Es interesante cómo opera de manera diferente el mecanismo en la historia de Sr Iglesias que el mecanismo de Un par de ojos nuevos.

Creo que esa es la exploración que me interesa y la que se está trasladando al catálogo de Wonder Ponder.

¿Qué más?

Un par de ojos nuevos, el primer libro de narrativa del catálogo es un homenaje a una época de edición determinada, los años 50 y 60 y especialmente en Estados Unidos, que tiene como culpable principal, no única, a la editora Ursula Nordstrom, editora de Harper Collins desde 1940 hasta 1973, y creadora de la colección I can read books, que dura hasta hoy, pensando en sacar buena literatura para niñas y niños de una edad que, entonces, no estaba muy atendida por el mercado editorial: lectores que acaban de aprender a leer. El primer título de la colección salió en 1957 y fue Little Bear (Osito), de Else Holme-lund Minarik, ilustrado por Maurice Sendak. Diría que Ursula Nordstrom y Sendak son importantes para Un par de ojos nuevos. Esta idea de hacer buena literatura con poco texto, para dar “alimento literario” a lectores y lectoras incipientes.

También nos inspiraron otros libros de Sendak como autor integral: El letrero secreto de Rosie, cuyo tamaño nos pareció especialmente gustoso para esta edad; o el maravilloso Dídola, pídola, pon o La vida debe ofrecer algo más.

Desde ese primer borrador hasta que llegó al buzón de correo de Javier, hubo innumerables reescrituras.

Todo empezó con un breve diálogo-semilla. “Hola, soy yo”. "Encantado, yo también soy yo”.

El núcleo estaba ahí desde el principio. Pero hay cosas curiosas con las que me he encontrado voliendo la vista atrás al preparar esta presentación. En la primera versión veo que el personaje que cambiaba era Arbuthnot/Gordon y que no eran los ojos sino las zarpas. ¡Menos mal que no fui con prisas! ¿Adónde va a parar en términos de perspectiva inquietante un cambio de ojos frente a un cambio de zarpas? Aunque no sé, posiblemente para un oso, unas zarpas poco amenazantes podrían ser incluso más inquietantes que un cambio de ojos.

Ya más en serio, me alegro mucho de que el texto haya reposado y se haya metamorfoseado durante 10 años antes de publicarlo. En estos diez años, poder sacarlo y volverlo a guardar y luego volver a sacarlo y volverlo a guardar, poder compartirlo con Raquel (Martínez Uña)… con Karishma (Chugani), lo compartí durante mucho tiempo… ¡No habría una Vinayaki si no hubiera una Karishma!

Quiero decir, que es bueno, a veces, dejar reposar.

Y, por fin, recuerdo una pregunta de un tal señor Iglesias que fue decisiva para que este libro exista en la forma en que existe. Me preguntó: En tu fantasía ¿quién te gustaría que lo ilustrara? Y yo, descartando a Sendak, Lobel y Steig por fallecidos, dije: ¿Javier Sáez Castán? Y el señor Iglesias me dijo, “¡pues propónselo!” Y eso hice, de manera muy muy tentativa…

Fin de la primera parte.

En la segunda parte, viajamos a Albarracín, a Altea y a Zagreb para conocer los secretos de la ilustración de UN PAR DE OJOS NUEVOS, con imágenes del proceso de creación, referencias y mucho más.

La ilustradora Daniela Martagón relata el fascinante proceso de la búsqueda de tono

Daniela Martagon

[...] El segundo intento tuvo que ver con el título provisional que teníamos para la caja en inglés: Freedom in a Box. El título nos encantaba y la posibilidad de encontrar libertad en el encierro que representaba la imagen nos gustaba también, pero no encontrábamos una traducción que nos gustara en español. La libertad en caja nos parecía que hacía un juego de palabras involuntario con "en caja" y "encaja" que chirriaba. No queríamos tener títulos conceptualmente demasiado diferentes, así que buscamos otro.

Tras dar con un nuevo título, seguimos experimentando con la idea de libertad en el encierro, jugando de nuevo con jaulas, pero había un problema de colisión entre el significado del título y de la imagen. No se entendía bien. Las jaulas nos empezaban a oprimir. [...]

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